Durante generaciones, en muchos hogares se transmitió la creencia de que una sopa de pollo podía “levantar a un enfermo de la cama”. Hoy, la ciencia respalda esta sabiduría popular: un estudio denominado “La sopa de pollo inhibe la quimotaxis in vitro” confirmó que este alimento tiene beneficios medicinales.
La investigación demostró que la sopa de pollo posee sustancias capaces de inhibir la quimotaxis, es decir, el movimiento de las células del sistema inmune que responden a señales químicas durante una infección. En términos simples, este efecto se traduce en una acción levemente antiinflamatoria, lo que puede mitigar infecciones del tracto respiratorio.
Además de sus propiedades científicas, la sopa de pollo es un alimento altamente nutritivo, ya que concentra minerales y nutrientes en un caldo de fácil absorción para el organismo.
Este hallazgo valida lo que por años enseñaron las generaciones anteriores: la sopa de pollo no solo reconforta, sino que también constituye una aliada natural en la recuperación de la salud.